Lapso rebelde

Un pelele que no prende, un fuego que rebota y que tan solo caldea

unas palabras disfrazadas que tan solo cabrean

la mirada crítica de los que señalan y una multitud de puños alzados

jamás sintieron temor porque nunca estuvieron atados.

Mientras tanto otros ríen y señalan con el hedor de la apatía

consumiendo cada sonrisa ajena con alegría

La chispa salta con la primera poesía

que habla de la esperanza y no de la mente fría.

La joven de pecho desnudo lanza un grito en forma de botella

con la esperanza de que algún que otro día su hazaña fuese epopeya

Otros tantos rezagados, ¿cayeron en combate?

No, tan solo miran el partido. Prorroga por el empate.

 

 

 

 

 

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Susurros

Esta noche he soñado contigo. Estábamos en el atardecer de un parque y el viento otoñal, a tu lado, era una suave brisa cálida que apenas se atrevía a despeinar tu pelo. La situación se desenvolvía entre los tonos rojizos y pardos que obligan a abrochar aquel botón que normalmente tienes en desuso. No sabemos muy bien por qué estamos ahí, solo sabemos que no queremos estar en otro sitio. Ni si quiera me importa el hecho de que sea un sueño, aún sabiéndolo.

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La tensión entre los dos es sólida como el diamante pero, sin explicación alguna, decido dar el primer paso. No sé ni quiero saber lo que decidió mi cuerpo cuando op
tó por derrumbarse poco a poco encima de ti. Quizá fuese uno de esos vientos tan violentos, o quizá fueran mis ganas de hacerte mía entre mis brazos. Tú, sorprendentemente, te arrugas cual papel en llamas como aceptando con cierta timidez mi designio.

Llegó el momento tan soñado, menuda ironía. Mi nariz aparta tu corta melena y tú inclinas el cuello hacia el lado opuesto a mis propósitos. Nunca se supo que un aroma podía ser tan dulce. La fiesta solo acaba de empezar y tu vello se eriza, y no es por el frío. Mis labios siempre han sido paganos y han ido a aterrizar a tu piel, terreno sagrado. La blancura de tu piel demuestra la inocencia de tus actos.

Las sonrisas cómplices se cruzan con pequeños gemidos y yo cada vez te siento más a fin a mis pecados. Aunque al fin y al cabo, soñar nunca ha sido considerado un pecado, ¿verdad?

 

 

 

Tumblr de la fotógrafa: http://lainphotography.tumblr.com/

Grinch, justiciero

Sabéis, siempre me gustó la Navidad, pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Detrás de los paquetes embalados en papel brillante, de los coros de voces blancas y de la imagen que nos colocan frente a la auténtica realidad.

Dosis azucaradas de lo que nos gustaría que fuese la realidad, eso es lo que hay. Decoramos casas enteras y nos vestimos con nuestras mejores sonrisas. El mundo en esta época evangeliza y promueve valores tan nobles como la bondad, el cariño o el respeto mutuo.

Una pena que estos principios se vayan consumiendo poco a poco, a la par que esos kilos que has ganado de más. Nuestra mejor obra habrá sido compartir el caso de un niño con leucemia en facebook.

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Avasallamos las redes sociales con fotos de comidas familiares con el objetivo de recaudar el mayor número de me gustas porque en realidad no nos gustamos. Necesitamos esa aprobación del resto del mundo porque nos sentimos solos. Somos drogodependientes de los clicks y, desgraciadamente, esta época del año es su punto álgido.

La tendencia a americanizarnos va en aumento, de tal manera que llegamos a incluir a un elemento comercial como es Santa Claus en nuestras «santísimas» festividades. Incluso lo vemos como algo normal. Todo el mundo sabe que al niño Jesús le llevaron incienso, oro, mirra y un cargamento  de Coca-cola.

Ay… el sarcasmo. Ese arma de doble filo. Cuando lo utilizas todo el mundo te prestará atención. Unos lo pillarán, otros no y otros tantos te malinterpretarán. Malinterpretación… ¿acaso no hemos malinterpretado estas festividades desde siempre?¿pero qué estoy haciendo? Mejor me empiezo a vestir que esta noche tengo que darlo todo.

 

 

 

 

 

 

 

Cinco minutos más

Los tiempos corren. Corren tanto que, de que queramos darnos cuenta, somos nosotros los que arrastramos los pies.  Las fotos ya no se plasman en tinta, sino en píxeles. Ya no olemos las hojas nuevas entre capítulo y capítulo, sino que olemos como alguien vapea a nuestro lado. Los grises ya no son tan grises, ahora los tenemos a todo color.

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Foto. Kukudrulu

Aprendemos sobre unas cosas y desconocemos lo que hasta entonces alguna vez se supo. El tiempo, antagonista de la vida y de la verdadera belleza de esta. Que no hay mejor esqueleto de un reloj que el que es el tiempo.

Es tan gigante de plomo como gota de aceite, siempre dependiendo del momento, eso sí. El principito se ha convertido en un rey desgastado y la independencia ya no es algo exclusivo de románticos.

El tiempo va de la mano del cambio y este, de la insufrible sensación de la incertidumbre. Quizá después de todo llevaba razón Bob Dylan cuando dijo que «no hay nada tan estable como el cambio».

La chispa de la vida

¿Fue casualidad que esa gran marca utilizase ese eslogan? ¿Por qué no lo llamaron “la llama de la vida”? Yo os diré por qué, una llama puede ser algo duradero, algo que corre el riesgo de ser extinto por aburrimiento.

La verdadera belleza no se escondió jamás bajo rostros con proporciones perfectamente simétricas, siempre ha estado escondido tras los caducos segundos, bajo lo efímero. Lo extrañamente repetible; aquella mirada furtiva de esa chica que te gusta, las estrellas fugaces que apenas podemos llegar a señalar, la chispa predecesora de aquel fuego arrasador, aquella breve pausa antes de que vuestros labios entren en contacto.

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Foto. Edu Ruano

Hay muchos tipos de belleza, en eso estamos de acuerdo, pero no es cierto que este tipo es quizá el más… ¿puro? Son sensaciones difíciles de explicar porque apenas da tiempo a procesarlas. Una pequeña explosión que nos inunda de una extraña tranquilidad y nerviosismo a la vez. Una paradoja necesaria.

¿Qué es si no el sexo? La búsqueda desesperada de unos segundos de placer a cambio de entregar nuestro pudor. Nuestra cordura. El desnudo emocional como moneda de cambio por aquel instante que sigue fluyendo y que se escapa.

Entonces aparecen en escena individuos dispuestos a tumbar el teorema. “¿Quiere decir que no puede existir, por ejemplo, belleza en el amor a largo plazo solamente por no ser algo efímero?”, dicen. Se equivocan, no tienen ni idea. Lo que no saben es que de aquella cosa efímera, instantánea y perecedera nacía algo eterno. Una paradoja necesaria.

La inercia del soñador consciente

I have a dream; cerrar la ventanita de publicidad que suena en mi ordenador a la primera; que en un envase ponga «Abre fácil» y se abra fácil; que el agua no vaya directamente a la cuchara cuando abro el grifo. Bueno, en realidad son varios, pero ¿no es eso lo bueno de la vida?¿El poder y saber soñar?

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Martin Luther King con el entonces presidente de los EEUU, Lyndon Johnson.

Si hay algo que jamás nadie podrá arrebatarnos son nuestros sueños porque solo se vive una vez y porque en el fondo todos sabemos lo que queremos aunque no lo llevemos a cabo. ¿Realmente estás estudiando eso porque te gusta o porque te han dicho que si lo haces en el futuro tendrás trabajo seguro y ganarás muchísimo dinero? Alguien sabio dijo una vez, ves cosas y dices,¿Por qué? Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, ¿Por qué no?.

Soñar es el alimento humano y en especial de la juventud porque vivir no soñando es no existir, vivir con miedo es no vivir y no realizar o intentar al menos lo que quieres hacer con tu vida es excusarse.  En la vida existen dos tipos de personas; las personas risueñas, que resueñan y están llenas de sueños y los que padecen insomnio.

Los primeros serán expertos en caídas y recaídas, sufrirán mucho, eso no se lo quita nadie. Los segundos bueno, saldrán de su rutina para matar el tiempo hasta que el minutero llegue a cero y con suerte esa noche saldrán a tomar algo a la discoteca de moda.

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Fotografía. Darwin Bell

Aunque te suene a chiste prueba a crujir tu rutina. Esto no quiere decir que te vuelvas loco y hagas lo primero que se te pase por la mente o lo que te dicen las películas de American Pie lo que es vivir a tope, pero prueba a… pruébate a ti mismo. La selección natural no solo es fuerza física y los que consiguen vivir hoy en día (hablo de vivir, no de sobrevivir) son los soñadores.

Trastoca tu concepción de lo soñado y que tus sueños comiencen cuando empieza el día, no la noche, porque como dijo el gran Allan Poe «los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.»

Día a día

Él es un chico normal. Tiene veintiocho años y es su primer año en el que trabaja de funcionariado en el ministerio. Tiene manías, supongo que como todo el mundo, aunque su meticulosidad lo hace un detalle a destacar. Su canción favorita es Mushaboom de Feist y todos los viernes tiene la misma rutina de siempre. Es temporada de otoño por lo que el follaje empieza a caer y la luz es escasa, así que debe de salir pronto para poder realizar esas pinceladas que tanto le gustan. Le encanta el impresionismo y como plasma este la lluvia en sus cuadros. La monotonía es su vida, pero es una vida que él disfruta.

Todos los días comienzan igual, a excepción del fin de semana. Conoce el metro mejor que nadie. Los mejores vagones, los asientos en los que se nota más el traqueteo de la maquinaria. Todo. Incluso a las personas asiduas a cogerlo, como aquel hombre con barba misteriosa y desteñida que siempre porta una carpeta blanca o ese niño latino que siempre va solo a pesar de su edad.

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Foto. Daniel Lugo

Ella es una chica no demasiado aliñada, mas bien poco preocupada por su aspecto físico, pero siempre manteniendo ese toque. Por naturaleza sus labios son rojos cereza y gusta desayunar cada día lo que su mano encuentra en los armarios. Está harta de la gente en general y vive una vida bastante solitaria a pesar de las peticiones en su red social más odiada. Disfruta escuchando su MP3 a pesar de existir ya un MP4 y lee siempre que tiene la ocasión.

Su libro favorito es «El aliento de los sueños» y su escritora más añorada sigue siendo Angela Mcbride. Le gusta el metro porque además de ser un sitio muy transitado es, a la vez, un espacio para pensar. Le gusta construir la vida de los viajeros e imaginar los problemas de cada uno de ellos, como aquel chico con aura distinta que escribe en una pequeña libreta azul la distribución de los asientos.

La realidad oculta, la sábana la ponemos nosotros.

El concepto de «realidad» es quizá demasiado complejo. Tú crees que solo hay una realidad, la que tú y los tuyos veis en el día a día, pero en realidad (que redundancia tan tonta me ha salido sola) no hay una concepción única. Tú tienes la intuición de que la realidad es lo que te ocurre día a día y lo que escuchas en la radio sobre lo que ha pasado en Bagdad, el matrimonio que va a ser desahuciado en breves tiene su propia construcción de la realidad y el chico que vive en los barrios bajos de Argentina tiene su propia realidad, todas distintas y únicas. Esto es de lo poco que se me ha grabado a fuego gracias a la carrera de periodismo.

A veces, no siempre, esta construcción puede verse determinada por nuestras ganas de ver las cosas claras (sean malas o buenas) o de si hemos decidido bajar la cabeza cuando nos han hablado de un tema serio un tanto delicado que nos puede incomodar y del que preferimos ya solo no hablar, sino no escuchar.

Foto. Cas
Foto. Cas

Quizá preferimos ignorar los problemas y vivir la vida, eso sí, nuestra vida, y que le den al resto que la vida son dos días y no voy a gastar un día de esos contigo. Esto es algo de lo que, si conoces la «auténtica realidad», estás acostumbrado a ver. De todas maneras nadie dijo nunca que hiciesen falta que todas las personas viesen claramente para poder conseguir algo bueno. Un pequeño grupo, una sola persona puede cambiar o hacer más llevadera la vida  a alguien.

Y de diferentes maneras, de multitud de maneras. Ya no solo ayudar estando siempre al lado (físicamente) sino también apoyando con palabras, haciendo reflexionar o incluso dando un brazo del que se puedan apoyar cuando lo necesiten.

La moraleja de esta entrada es que construyas bien tu realidad, no cojas solo de lo que te gusta como ocurría en los self-service cuando viajabas con tus padres a Salou, sino que te nutras con todo y seas mejor persona.

Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo

Fuerza no es intensidad sino persistencia. El error está en la semántica. Una entrada en un mes que va ligada a él. Que lento se nos pasan los minutos entre hojas y presentaciones de power point. Tan cerca de las noches de verano y a la vez tan lejos. Los minutos avanzan arrastrándose y el Sol insiste en picar tu timbre.

Las risas de los niños mientras estudias no ayudan. En estas fechas el Mr. Procrastinador hace de las suyas. «A y media me pongo. Vaya, pues a menos veinte, que ya son y 34».

¿Qué te voy a contar que no sepas? Las fechas de los primeros helados, los nervios antes del examen, la comuna de respuestas escritas al salir de este y la típica frase de «¿Yo? Si no he estudiado nada». Luego aprueban sin problema.

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Foto. Jiuck

 

Los días de charlas con los profesores en los que intentas sacar algo en claro y el mes en el que escribes el ochenta por ciento de tuits del año. En otra época no pero, ¿ahora? te molesta que la cama no esté hecha. Tienes otras cosas mucho más constructivas por hacer, pero prefieres escribir en tu blog personal.

La época de construirse el calendario de estudio más inservible de la historia de los calendarios. De justificar las siestas a medio día con la excusa de que así podrás estudiar a la tarde con más intensidad. Las semanas en las que te engañas más a ti mismo.

Los días en los que llegas a leer una entrada de un tío que apenas conoces o del que habías olvidado que existía. Las semanas en las que la temperatura se hace más imperante y los pensamientos (todos ajenos al estudio, por supuesto) afloran, al contrario de lo que ocurre con las flores en primavera.

 

 

Tú que eres periodista…

No, no soy periodista. Soy estudiante de periodismo. Que una chica ponga en twitter «!Esas profesoras¡» junto a una foto que viola los derechos al menor no la convierte en profesora, simplemente es una estudiante de magisterio en prácticas. Aunque bueno, la fauna de twitter es algo de lo que ya hablaremos otro día.

No soy periodista y por lo tanto seguramente no sepa todo de lo que me estés hablando. De hecho se puede ser estudiante de periodismo e importarte una mierda todo. Lo he visto, doy fe. De todas maneras, aunque fuese periodista, no significaría que sé de todo. Debéis de eliminar la imagen a la que estáis acostumbrados de un periodista. Ya sé que en el debate de La Sexta noche hay muchos periodistas que saben de todo (sarcasmo) y que pueden hablar sin reparo, pero no es lo normal.

Algo que también es típico es abrir un blog. Sí, igual que este mismo. No se suele hablar con argumentos ni nada parecido, porque eso es demasiado trabajo. Simplemente se habla sobre algo profundo y subjetivo. Todo acompañado de un lenguaje literario que engancha. Y es que al fin y al cabo eso es periodismo hoy en día. Bonitas palabras bien construidas llenas de mentiras y fallos.

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Foto. Steve Garfield

Mi profesor de ética me enseñó a decir «no soy experto sobre el tema» si no sé con seguridad sobre lo que estoy hablando. Pero bueno, todos sabemos que periodismo y ética no van de la mano.

Cuando estudias periodismo, todo el mundo piensa automáticamente en que quieres ser el próximo Matías Prats o el «escalofriante» Pedro Piqueras. Todo el mundo cree que quieres salir en la tele. No soy un experto en el tema pero, creo que no sería lo mío.

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